El Goju-Ryu

Nuestro estilo se basa en los lineamientos más tradicionales del Goju-Ryu Karate-do de Okinawa, sistematizado por los grandes Maestros de esta famosa isla del Japón: Kanryo Higaonna, Chojun Miyagi, An´ichi Miyagi. Este legado esta en manos y es custodiado actualmente por uno de los Maestros más grandes de la historia, el Sensei Morio Higaonna.
Esto garantiza un estilo de lucha auténtico, real, duro, tradicional, técnico, pero con un idioma moderno y un sistema de trabajo muy accesible para todos, logrando ser efectivo en todos los aspectos, generando entusiasmo, vitalidad, seguridad, equilibrio, y muy buena salud.
Extraído de www.iogkfargentina.com

jueves, 25 de marzo de 2010

Me divorcié!!!!.........


Hace rato que la cosa no venía del todo bien, siempre la misma sensación como de que algo faltaba o de que algo estaba estorbando en el lugar que deberían haber otras emociones. Era como que me sentía solo cuando en realidad no lo estaba, ¿o sí?. Bueno, esa era la pregunta, qué es estar solo, o quizás si la soledad es más bien la ausencia de las cosas y de las personas que uno quiere, a cambio de la presencia de otras necesarias solo para matar la monotonía o la incertidumbre de qué hacer.
En fin, así venía el tema, era como que ya no daba para más, había cosas que no me llenaban y era como que estaba perdiendo el tiempo, y por si no lo sabían, el tiempo de la vida, cuando se malgasta, se malgasta, no vuelve y a veces las oportunidades tampoco. Así que tomé la mejor decisión posible; me divorcié. Esto del divorcio para algunos es un trance tremendo, con duelo de por medio y todo, para mí, les cuento la verdad fue una verdadera fiesta. Nunca me sentí mejor, ¡creo que hasta se me dejó de caer el pelo!, la verdad un motivo más que sugestivo para festejar. Quiero decir nunca es tarde para darse cuenta de un montón de cosas que se están haciendo mal y empezar de vuelta, sin tantos errores.
Me divorcié no de una mujer, por las dudas aclaro (y tampoco de un hombre, digo, también por las dudas....), pero me separé de todo aquello que simplemente alimentaba mi ego con calorías, pero sin ninguna proteína, esa pura grasa espiritual. Ese colesterol maligno que en tantos lugares te dan como plato principal, adornado con exquisitas vanidades, algún que otro chisme, esas cositas que de a poco te van poniendo como un cerdito listo para el asador. Y cuando querés acordarte todo ese colesterol se te metió tan adentro en las arterias que no zafás nunca más. También me alejé para siempre de todas esas cosas que parecen tan importantes y que a tantos les afectan de una manera casi de agonía, como el “qué dirán”. ¿Qué dirá quién?, si todos están tan acalorados de miedo por las miradas ajenas que no tienen tiempo de echarle un ojo a cualquiera que esté cerca. La verdad es que todo es una moda, si ponemos un poco de retrospectiva y miramos desde los tiempos más remotos, siempre hubo ese terrible miedo a la claridad, sí, oscuros seres como vampiros temerosos de la luz del día, guardianes de todas las insensateces posibles, poniendo lápidas a todo lo que pudiera desestabilizar su reino de mentiras. Todo es moda, aunque hay modas que nunca pasan del todo, pero nosotros sí pasamos y no volvemos, nos vamos como en por un tobogán y más vale que nos llevemos algo de esta vida que no sean nada más que el seguir la corriente a los demás. Y así todos siguiendo a una corriente voraz y vertiginosa de la que no se sabe quién ni cuando la empezó.
Por eso que me divorcié, dí un paso al costado y trato de ver con mis propios ojos y sacar mis propias conclusiones y hacer lo que me gusta y estar con los que quiero y no estar con los que solo llenan espacios intelectuales, pero lejanos de la gran dulzura del espacio espiritual. En verdad no me importa si gana Boca, River o Chacarita, miro un partido de futbol como lo que debería un evento para entrenerse, no para putear de gusto y para nada.
Por más que no me pueda escapar del gran engranaje social, trato de hacer la mía siempre que puedo, como practicar karate, jejeje... Tratar de estar lo más en contacto conmigo mismo que pueda, como los pies descalzos sobre el pasto suave y fresquito. Irme para adentro tanto como para afuera, poder mirarme en mi propio espejo y tratarme de boludo todas las veces que pueda, y mejorar todo lo que sea posible y crecer. Tener amigos de verdad, y amores verdaderos, días memorables y recuerdos entrañables. Cosas que valgan la pena ser vividas, profundas como una herida mortal y hermosas como una caricia cuando hay afecto. Y decir ¡ la puta madre que vale la pena estar vivo!

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